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Con gozo, satisfacción y especial gratitud Mons. Roberto Morales celebra bodas de oro de vida sacerdotal y su más reciente nombramiento como “Capellán de honor de Su Santidad”, título honorífico otorgado en reconocimiento a su dedicación y servicio pastoral.
El 04 de agosto de 1974, fiesta de San Juan María Vianney, en la Iglesia Inmaculada Concepción, municipio La Cañada de Urdanet, estado Zulia, Roberto Segundo Morales Carruyo fue ordenado sacerdote por Monseñor Domingo Roa Pérez, Arzobispo de Maracaibo. Y cincuenta años después en entrevista exclusiva para Nichos Parroquiales, Mons. Morales afirma estar dispuesto a continuar con su ministerio sacerdotal, aspirando seguir activo por lo menos 25 años más.
En primer lugar, crecí en un hogar católico donde me enseñaron muchos valores, era una familia grande de diez hermanos, con mis padres Elena Rosa Carruyo de Morales y Antonio Ramón Morales León íbamos con frecuencia a misa. Y en segundo lugar por haber sido monaguillo y por el buen ejemplo de los párrocos que conocí en la Iglesia Inmaculada Concepción, así nació mi inquietud infantil del sacerdocio, porque aspiraba a ser Papa.
A los 18 años de edad inicié la primera etapa de los estudios en el Seminario de vocaciones adultas en El Hatillo, Caracas y luego continué en el Seminario Mayor Santo Tomas de Aquino, en San Cristóbal, estado Táchira.
Fue todo un gran aconteciendo y de gran trascendencia, en primer lugar, porque fui ordenado por Mons. Domingo Roa Pérez quien acostumbraba ordenar sólo en la Iglesia Catedral de Maracaibo y porque fui el primer sacerdote oriundo de la Cañada de Urdaneta, ordenado allí en mi propia parroquia de la Inmaculada Concepción. Un día que recuerdo especialmente, de mucha motivación y de mucho gozo para la familia y mis amigos.
Celebré mi primera misa el 11 de agosto de 1974 en la Iglesia Inmaculada Concepción en la Cañada de Urdaneta y la segunda fue en El Mojan, municipio Mara, pues siendo seminarista trabajé mucho allá para ese entonces con el Padre Jesús Quintero, quien era el párroco en la Iglesia de La Inmaculada Concepción cuando ingresé al seminario.
Comencé mi servicio sacerdotal como como Vicario cooperador del Padre David Hernández, en la Iglesia La Asunción en Los Haticos, al fallecer el Padre Hernández pasé a ser párroco (1974-1975). Luego fui Vicerrector y ecónomo del primer Seminario Mayor de Maracaibo (1975-1976). Por espacio de cuatro meses fui nombrado párroco en Cristo Rey, sector Curva de Molina (1976). En la parroquia Santísimo Salvador, sector El Callao, municipio San Francisco (1976-1977), en la Iglesia San Rafael de El Moján, municipio Mara (1977-1986). Fui Vicario Cooperador y Párroco en la Iglesia Santa Lucía (1986-1992). Fui Capellán del Hogar San José de la Montaña (1984-2025). También párroco en la Basílica en el Santuario Mariano Ntra. Sra. de Chiquinquirá y San Juan de Dios (1992-1998), durante este período también presté servicio ministerial en la Parroquia Ntra. Sra. del Carmen en la ciudad de Encontrados, municipio Catatumbo, Edo Zulia. En la Parroquia El Sagrario Catedral (1998-2003). Ya en el año 2003 fui designado en dos parroquias conjuntas; en Santo Cristo de Aranza (2003-2009) y Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa, sector Los Haticos (2003-2019). Y desde el 29 de septiembre de 2019 hasta la actualidad soy Párroco en Iglesia San José.
Pertenecí al Colegio de Consultores, en el Canónigo Penitenciario del Capítulo Catedralicio de la Santa Iglesia Catedral de la Arquidiócesis de Maracaibo, realicé especialización en Misiones en la ciudad de México, fui Director de las Obras Misionales Pontificias de la Arquidiócesis de Maracaibo, promoviendo la Infancia Misionera y el Domund, fui promotor de vocaciones sacerdotales y religiosas, formé parte de la Organización del centenario de la creación canónica de la Diócesis del Zulia. Promoví la restauración de la sagrada reliquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá por parte del Sr Fernando Tovar, en la ciudad de Valencia, Edo Carabobo y participé en la organización de la peregrinación de la sagrada reliquia de Ntra. Sra. De Chiquinquirá, con motivo del Centenario de la Diócesis del Zulia (1997-1998).
A los 77 años de edad yo llego a los 50 años de sacerdocio y con mucho gozo y mucha alegría estoy dispuesto a seguir adelante a ver hasta donde llego, aspiro llegar hasta los 75 años de servicio, porque me siento bien, yo sé que el Señor me va a dar las fuerzas para seguir adelante sirviéndole a la iglesia, porque no venimos a servirnos de la iglesia sino a servir, por medio de la palabra, de lo pastoral y de los sacramentos al pueblo santo de Dios.
Además, me hubiera gustado llegar a los 50 años, junto a mis dos compañeros del seminario y de ordenación los Padres Norberto López y Isauro Molero, pero lo que Dios dispone es lo que hay que hacer y hay que acoger.
Con la ayuda de Dios he podido superar todos los contratiempos, los bemoles, los problemas y todo lo que se me ha presentado en el camino.
Me ha mantenido también que siempre haya tomado como fuerza para el sacerdocio, la amistad, el compañerismo, la unión fraterna con los demás sacerdotes. Cómo actualmente con los sacerdotes, compañeros párrocos del Arciprestazgo Corazón de Jesús, con los cuales trabajo, en la línea de la fraternidad de la unidad, para sostenernos y para ayudar mejor a la zona, que sea una zona efectiva en la evangelización y en lo pastoral.
Y en el plano personal, ha sido el pilar fundamental la oración, el encuentro con Dios permanente porque eso no lo podemos obviar, si Jesús lo necesito cuando vino al mundo, pues nosotros con mucha más razón que no somos divinos, sino humanos imperfectos y pecadores necesitamos de Dios esa fuerza para podernos mantener.
Además, tuve un gran Obispo a Monseñor Domingo Roa Pérez, él estuvo pendiente siempre, nos animaba, nos reunía para aconsejarnos, guiarnos espiritualmente y fue un gran maestro.
Por la entrega y el servicio, me entregue con generosidad, con disposición, con seguridad. Y le pido siempre al Señor que me la fuerza para seguir adelante
Sé que vine a servir por eso me anima el servir, por eso no escatimo esfuerzos no peloteo para que otro lo haga pudiéndolo hacer yo, de manera que estoy yo al frente de todo lo que pueda. Y a Dios le pido que me esa fuerza siempre para seguir en esa misma dirección, esa misma línea, dispuesto a servir, porque es lo que llena la vida de un sacerdote, un sacerdote holgazán entretenido en lo que no es, pierde la vocación, pierde el camino.
Mi llamado a los jóvenes para que abracen la vocación sacerdotal a que abran el corazón a la llamada de Dios, sin escatimar esfuerzos. Hagamos nuestra la invitación de Dios para la vida consagrada o para la vida al sacerdocio.
A no aislarse, a vivir en amistad y comunicación constante con sus formadores. Entregándose plenamente a Dios y la fraternidad, en la unidad, en el compañerismo, sin revanchismo, seamos humildes y sencillos. Recordando el ejemplo de Jesús de Nazaret que pasó por el mundo haciendo el bien y mirándolo a él como sumo y eterno sacerdote y también pidiendo que la Virgen María nos acompañe siempre como Madre amorosa, que nos cuida, nos defiende, nos protege, estar enamorados de ella.
La iglesia debe estar abierta a los cambios necesarios, pero siempre firme en la doctrina de Jesucristo, porque el propio Dios nos da la inteligencia, nos da la fuerza, así contando precisamente con su ayuda para poner las cosas en su puesto, con mucho respeto, pero con toda firmeza porque no podemos nosotros enrolarnos en temas ajenos a la vida del cristiano.
Yo como sacerdote tengo que estar claro y ser transparente esa es la línea que tengo que poner en práctica de la Iglesia, no es mi opinión personal es la línea del Santo Padre que conduce a la iglesia y a él tengo que escuchar y a él tengo que seguir y eso es lo que tengo que poner la práctica. Ser obediente y sumiso a la iglesia. De modo que nosotros debemos de seguir aportando a la sociedad, para que no se enrede y sea una sociedad firme, buena y consistente, que sea una familia como la Familia de Nazaret, con valores y decida a mantenerse siempre contando con la fuerza de Dios.
Jesús le respondió: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí. (Juan 14, 6)
La Biblia
Leer, socializar, compartir con mis amigos y familiares.
Me gusta toda clase de música, pero especialmente la música romántica como la que canta Lila Morillo, Rafael y Luis Miguel. Y también me gusta la música cristiana católica.
Me gusta comer toda clase de comida sabrosa y sana.
No debemos apostar en amores que no son, sólo Jesús es el amor verdadero, el amor de los amores.
Me alegra la vida, mi familia y todo lo que Dios me da.
La injusticia y el pesimismo de las personas.
Mi meta es seguir adelante seguir siendo el Padre Roberto por muchos años más, yo pienso que hay Padre Roberto para rato, dispuesto a amar dispuesto a servir, dispuesto a dar, dispuesto a estar siempre para lo que Dios disponga.